La actual
pandemia del SARS-CoV-2
aparecida en diciembre de 2019 puso a prueba a todos los gobiernos del mundo para
contenerla y evitar sus consecuencias más temidas como la morbilidad y
mortalidad de la covid-19 y el hundimiento de las economías nacionales. Con
mayor o menor acierto se trabajó en contener la curva de infecciones mediante
Estados de Alarma, confinamientos obligatorios, distanciamiento social,
obligatoriedad de mascarillas, guantes, geles desinfectantes, etc. Pero se
creía en la premisa de que el coronavirus se desactivaría con el calor del
verano; que todo mejoraría en los meses estivales. Ahora resulta que tal
premisa falló. y, los continuos rebrotes preocupan cada vez más. Los gobiernos
y sus sistemas sanitarios parecen perdidos e ineficaces ante el enemigo
invisible, a pesar de que la sanidad pública actual esté hoy más preparada que
en marzo de 2020 pasado que fue cogida desprevenida.
Cabe pues repasar la historia
de las pandemias por si acaso podemos aprender algo de su labor didáctica.
Ahora bien,
mientras se toman medidas para no infectarse, ¿cómo se comporta el actual
coronavirus en la naturaleza?
¿PUEDE UNA PANDEMIA VÍRICA
AUTOLIMITARSE Y DESAPARECER POR SÍ MISMA?
Bueno, lo
cierto es que eso mismo ha ocurrido siempre y hasta ahora, con todas las
pandemias de la historia, sobre todo aquellas que ocurrieron antes del
descubrimiento de los microbios patógenos y la medicina tecnificada de las
vacunas y antibióticos. Si no hubiera sido así, cabría pensar que toda la
humanidad habría sucumbido y la tierra sería hoy un yermo desolado y
conquistado por legiones de virus diversos. De ahí se han sacado conclusiones
prácticas que se han puesto en funcionamiento para frenar la pandemia, como la
inmunidad de rebaño o de grupo, como veremos después.
Pensemos en un
ejemplo. Cuando a principios de 2020 unos científicos analizaron el ADN de un
hombre asesinado en la masacre de San Brice en el siglo X E.C. se descubrió que
aquel hombre también se había infectado
de viruela, pero no del virus que fue erradicado en los años 70 del siglo XX
gracias a un contundente programa de vacunación. Entonces se dijo que la viruela
había sido finalmente vencida. En realidad, el virus de la victima del siglo X,
E.C. pertenecía a una cepa de viruela desconocida en nuestros días y que
desapareció de manera abrupta. Podríamos decir entonces, que la viruela fue
vencida dos veces durante la historia y que en aquella primera ocasión -siglo
X, E.C- lo hizo de manera autolimitada, vencida por la propia naturaleza.
Deducimos, por lo tanto que, sobre todo, antes que se pudieran aplicar
programas de vacunación y antivirales, las grandes pandemias de la historia
desaparecieron por sí mismas, finalmente autolimitadas.
Pero, aun en
estos tiempos modernos con toda su tecnología médica hemos podido asistir a la
presencia de ver sucumbir a una de estas pandemias, desaparecida por sí misma.
Siguiendo la lógica del nombre del actual coronavirus SARS-CoV-2; es obvio que debió haber un CoV-1.
Efectivamente, en 2003 apareció el precursor o familiar del actual coronavirus,
el SARS-CoV que
produjo el
SARS (Síndrome respiratorio agudo grave) en 2003 en Guangdong (China). Se dio a conocer por primera
vez el 10 de febrero de 2003 después que la oficina de la OMS de Pekín
recibiera un email inquietante sobre la existencia de un virus que había matado
a 100 personas en una sola semana. Dos años después había infectado a 8.096
personas y habían muerto 774. Aquel virus que, según los expertos en aquel
momento, tenía las cualidades necesarias para dominar el mundo y devastarlo
como la gripe española de 1918,
desapareció abruptamente en 2004. A finales de enero de aquel año,
cuando solo había unos pocos casos, se anunció la última sospecha producida de
infección natural por SARS-CoV
y ahí se acabó todo.
¿TIENE
EXPLICACIÓN NATURAL LA AUTOLIMITACIÓN NATURAL DE LOS VIRUS?
Puesto que los virus, a
diferencia de las bacterias que se reproducen asexualmente por fisión binaria
(básicamente se dividen dando lugar a dos células idénticas); los virus
necesitan la maquinaria celular del huésped para producir más copias de sí
mismos.
Parece ser que los virus
tienden a probar su capacidad de adaptación y lo hacen a través de muchos
caminos diferentes para finalizar extinguiéndose abruptamente. ¿Por qué ocurre
este desenlace? Esto se debe generalmente al mecanismo de las mutaciones que
son cambios accidentales en la secuencia del genoma; fallos en la copia de adn
cada vez que una célula se divide de manera natural, o por radiaciones
ionizantes o por mutágenos químicos. Lógicamente, no es raro que bajo tales
influencias las mutaciones resultantes sean inútiles e incluso dañinas para la propia
supervivencia del virus. De esta manera pueden ir perdiendo su poder infeccioso
y su letalidad y así, acabar la pandemia que han producido, por simple
autolimitación.
También, los virus tienden
a la diversidad heterogénica. Pensemos que el fenómeno de “derrame” implica que
los virus “saltán” entre las diversas espécies. Si una nueva especie es
conquistada y ya presenta una infección por virus, el nuevo virus conquistador
tenderá a mezclar su genoma con el del virus conquistado produciendo un virus nuevo
y diferenciado que puede atenuar su agresividad o por lo contrario potenciarla.
Éste fue el caso del virus H1N1 de la Gripe Española que comenzó como la
actual. Su primera oleada fue en marzo de 1918 y afectó a catorce campamentos
militares. Sin embargo, hoy se considera que en algún momento del verano de
1918 sufrió una mutación o serie de mutaciones que lo transformaron en un
agente infeccioso más letal. Hasta se confirmó el momento de la mutación,
siendo el 22 de agosto, cuando la mitad de las tropas estadounidenses aliadas
entraron en el puerto francés de Brest para incorporarse a la 1ª Guerra
Mundial.
Me gustó la idea que el
periodista José Enrique Ruiz Doménech retomó del filósofo de la historia Arnold Toynbee, en su
artículo de la Vanguardia de abril de 2020 que tituló “El ´día después` de las
pandemia históricas”. La idea central de Toynbee es que la historia es un
equilibrio entre desafío y respuesta y que cuanto mayor es el desafío más
juiciosa debe ser la respuesta. A continuación, el periodista comentó cinco
momentos históricos en los que al desafío de una gran pandemia continuó un
periodo de una juiciosa respuesta seguida por un futuro prometedor. Los cinco
momentos históricos fueron: 1º: LA GRAN EPIDEMIA DE LA PRIMAVERA DEL 542; 2º: LA PESTE NEGRA DE
1347-1350; 3º: GRANDES EPIDEMIAS EN MESOAMÉRICA DE 1492-1520; 4º: LAS PLAGAS
DURANTE LA GUERRA DE LOS 30 AÑOS (1618-1648); 5º: LA GRAN EPIDEMIA DE LA GRIPE
ESPAÑOLA DE 1918-1920.
No analizaremos cada
momento, pero nos centraremos en quizá los dos más conocidos: la Peste Negra de
1347-1350 y la Gripe Española de 1918-1920.
La pandemia de la Peste
Negra, podríamos decir que fue un efecto negativo de la primera globalización
en tiempos de Marco Polo que hizo posible la Ruta de la Seda entre Europa y
China, que fue también la Ruta de la Pasteurella pestis y su reservorio
natural, la pulga Xenopsilla en las ratas negras arribadas en los barcos que
hacían la misma Ruta. Como los sistemas de alcantarillado y la eliminación de
residuos eran tan deficientes en las ciudades de Europa, éstas se convirtieron
en el hábitat natural para la proliferación sin freno de la temible bacteria;
tan temible que diezmó la población europea entre un tercio y la mitad de ella
en menos de tres años. Pero ocurrió otra cosa que supuso un revulsivo en
cambiar la actitud de la gente. Hasta ese momento, en la Cristiandad europea,
la actitud de la gente hacia la muerte se veía como un paso positivo hacia el
Reino de los cielos; sin embargo, la aniquilación que produjo la pandemia cambió
el chip de la gente al percatarse de la fealdad y crueldad de la muerte que
produjo la Peste. De ahí que, prescindiendo del apego de la gente a su fe en su
futuro postmorten, la gente comenzó a ver lo bueno de la vida y nuevas
posibilidades de futuro que comenzaron a ilusionarlo. El Oscurantismo medieval
centrado solo en Dios dio paso al Humanismo y al valor intrínseco de la persona
humana. Esta nueva actitud ante la vida dio paso al Renacimiento con su nueva
visión sobre la vida y la belleza, y el estudio y la investigación llevaron a
nuevos descubrimientos que instauraron una política más eficaz sobre la higiene
pública y el urbanismo, mejorando las condiciones sanitarias de la población;
aspecto fundamental para acabar con la pandemia que se había cebadó en una
población desnutrida y desaseada, con pocos recursos inmunológicos para
enfrentarse a ella. De hecho con el Renacimiento comenzó a crearse el embrión
de la epidemiología gracias a la entusiasmada curiosidad de las mentes científicas.
Lo mismo podríamos decir de
la Influenza o Gripe Española de 1918 que supuso un desafío sin precedentes
llegando a infectar a un tercio de la población mundial -500 millones de
personas- y matando entre 40 y 50 millones de ellas. Lo primero que hizo la
sociedad fue reaccionar tomando
conciencia del peligro poniéndose rápidamente a investigar en los
laboratorios y empleando grandes recursos en tales investigaciones y en la
creación de institutos específicos para aislar bacterias y virus con la
tecnología punta en ese momento. Por supuesto, también se crearon sueros y vacunas para luchar contra el enemigo invisible.
Si tuviéramos que resumir
los dos momentos importantes que acabamos de ver nos damos cuenta de que la
sociedad salió adelante asumiendo primero de forma responsable el desafío e
inmediatamente después, elaborando una respuesta que estuviese a la altura. Se
acertó cuando la respuesta abrió paso a un período prometedor, como
cuando, tras la Peste Negra llegó el Renacimiento; se erró cuando la respuesta
fue pusilánime, partidista, torpe, y sin generosidad.
¿ES ENTONCES
LA INMUNIDAD DE REBAÑO LA RESPUESTA ADECUADA A LA ACTUAL PANDEMIA?
Se llama inmunidad de rebaño
a la inmunidad colectiva o de grupo. Curiosamente ha sido ésta la respuesta a
la actual pandemia que el Reino Unido ha decidido utilizar como estrategia para
contenerla y acabar con ella. Consiste en cuatro fases y alguna de ellas se
parecen mucho a las que han aplicado otros países, como, por ejemplo, la
primera fase que ha consistido en la contención, aplicando y manteniendo la
cuarentena, aislando los primeros casos y haciendo el seguimiento de sus
contactos.
La segunda fase, llamada de
retardo sí es radicalmente diferente a otros países y a las recomendaciones de
la OMS y más propia de la inmunidad de rebaño. Ha consistido, primero, en
proteger a los más vulnerables, como ancianos y enfermos crónicos, pero al
mismo tiempo, dejar que el coronavirus se propague libremente por el resto de
la población para que se infecten un número de personas suficiente para que se
dé la inmunidad de rebaño. El significado de esta estrategia es que se infecten
un número importante de personas que desarrollen anticuerpos frente al
coronavirus para que sirvan de cortafuegos o barrera que impidan que la gente
no protegida se infecte. La esperanza es que cada vez haya más personas que
superen la infección en su forma clínica o subclínica, desarrollen anticuerpos
y que así, el coronavirus no encuentre o encuentre cada vez menos personas
susceptibles de infectarse y de esta manera se corte la infección.
Esto, en realidad, es lo que
se suele lograr con los programas de vacunación de una forma más controlada y
rápida.
Se ha calculado que la
inmunidad de rebaño en el caso del SARS-CoV-2 se produciría cuando más del 70 %
de la población estuviera protegida tras haberse infectado y haber desarrollado
inmunidad o anticuerpos frente al virus. Pero el porcentaje de la población
protegida puede variar en función del factor R₀ (número reproductivo básico) que es el que estima a cuantas
personas puede infectar un determinado individuo según el agente infeccioso.
Por ejemplo, el valor de inmunidad de rebaño es menor en el caso del virus de
las paperas requiriendo una población protegida entre el 75 al 86 %, mientras
que los virus del sarampión y la tos ferina requieren que un 94 % de la
población se haya inmunizado para que actue como barrera eficaz. En el caso del
Reino Unido se confía en que los individuos se írían infectando paulatinamente
ganando tiempo para conseguir que los avances médicos pudieran aplicarse para
vencer el virus. Esto junto con la protección dada a los mayores facilitaría
que el sistema público de salud fuera
absorviendo los casos más agudos de forma controlada.
Sin embargo, la inmunidad de
rebaño tiene un punto bastante negativo y difícil de soportar. Basándonos en
los cálculos antes apuntados, en el caso del Reino Unido, para alcanzar la
inmunidad de rebaño se necesitaría que se infectaran 47 millones de personas.
Pero, puesto que se ha estimado que entre 1 y 5 personas infectadas
desarrollarían la covid-19 en grado grave, eso supondría una mortalidad en
torno a un millón de personas; un mínimo de 250.000 si excluyéramos a los
mayores protegidos con medidas muy eficaces. Pero, ¿qué país soportaría tantos
miles de fallecidos a costa de autolimitar la pandemia mediante inmunidad de
rebaño natural? Eso es muy difícil de soportar por cualquier país civilizado.
Por lo tanto, en el estado
de nuestra actual pandemia, ¿qué podemos decir? En primer lugar, ¿hemos
aceptado el desafío, el peligro, que supone esta pandemia? Y, ¿vamos a actuar
con mayor creatividad e inteligencia de lo que lo hemos hecho hasta ahora?
Sobre la primera pregunta,
es evidente y estamos al tanto de algunas actitudes que están desalentando las
buenas intenciones de otros. Me refiero a las actitudes narcisistas e
irresponsables de grupos de personas que, por lo visto, no reconocen el peligro
que nos acecha y que amenaza nuestras vidas. Muchas de estas personas se alían
con teorías conspirativas negacionistas que tratan de desacreditar la actual
pandemia para justificar sus acciones.
Pongamos a los jóvenes, por
ejemplo. Aunque entendemos la alegría por la vida que mueve a los jóvenes a la
diversión y a las relaciones sociales de amistad, es bueno y vale la pena que
mediten en que no hay diversión si no hay vida ni futuro; que no pueden existir
tales cosas sin una economía estable y que, por lo tanto, para que haya tales
condiciones estables es imperativo concentrarse primero en acabar con la
pandemia. Reconocemos en los jóvenes que, a pesar de su inexperiencia, también
tienen la capacidad de sacrificio y solidaridad. Y que su generosidad mostrada
por su aceptación de los límites que nos impone a todos la pandemia, mejoraran
la mala imagen que muchos adultos tienen de ellos.
Es
posible que muchos jóvenes quieran meditar en la sabiduría implícita en la
Biblia sobre este asunto. Y aunque es cierto que muchos jóvenes vean en el
Creador Dios un señor muy serio y furibundo, lo cierto es que él está muy
atento al espíritu que mueve a los jóvenes; sus ganas de vivir y divertirse; su
necesidad de aceptación y amistad. Así lo expresó el sabio rey Salomón cuando
escribió el libro de Eclesiastés inspirado por Dios diciendo: “Joven, disfruta de tu juventud, y que tu
corazón esté feliz mientras seas joven. Sigue los caminos de tu corazón y vete
adonde te lleven tus ojos. Pero quiero que sepas que el Dios verdadero te
llamará a juicio por todo eso. Así que saca de tu corazón las preocupaciones y
aleja de tu cuerpo las cosas que hacen daño, porque la juventud y la flor de la
vida son pasajeras. Acuérdate de tu Gran Creador en tu juventud, antes de que
vengan los días angustiosos y lleguen los años en que vas a decir: “No encuentro
en ellos ningún placer”; (Eclesiastés
11:9, 10-12:1) Como podemos apreciar claramente, el Creador desea que los
jóvenes sean felices y disfruten de la vida. Lo único que les advierte es que
sean responsables y piensen siempre en las consecuencias de sus actos. Solo así
pueden evitar sorpresas desagradables y ser verdaderamente felices.
Si los jóvenes en la actualidad se dieran cuenta que vale
la pena sacrificarse ahora por un tiempo para disfrutar después de la
normalidad de la vida, evitando las fiestas numerosas y los botellones
multitudinarios, después lo agradecerán mucho cuando de nuevo puedan abrazar a
sus amigos como siempre lo habían hecho antes de la covid-19.
¿Y QUÉ HAY DE LA POLÍTICA 0 COVID-19 PRACTICADA EN CHINA?
Algo que ha llamado la atención de los medios de comunicación durante la presente crisis sanitaria mundial ha sido el considerable éxito que ha tenido China para frenar la expansión de la pandemia del coronavirus. El 8 de septiembre de 2020, la redacción BBC Mundo se hizo eco de la ceremonia en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, donde su presidente Xi Jinping afirmó que China había superado "un examen histórico y extraordinario". En este acto, se homenajeó a a las víctimas de la enfermedad y a 4 "héroes" que la habían combatido como sanitarios. Parece como si este éxito se uniera a los cinco momentos históricos que ya hemos comentado y que el periodista José Enrique Ruiz Doménech expuso retomando del filósofo de la historia Arnold Toynbee su visión de las crisis históricas entre desafío y respuesta. Por supuesto que el presidente de China aprovechó la ocasión para adjudicar el éxito a la gestión de su partido único, el Partido Comunista Chino. Esto, claro está, no nos extraña para nada porque les falta tiempo a todos los políticos para colgarse medallas. Sin embargo, me gustó el titular que indicó el presidente para celebrar el acontecimiento diciendo: "Logramos rápidamente un éxito inicial en la guerra del pueblo contra el coronavirus".
Sin embargo, parece que las cosas han cambiado desde que China puso a prueba su política 0 Covid-19 a la que la misma masa de ciudadanos chinos a opuesto resistencia por sus desastrosas consecuencias. ¿Por qué ha fracasado la política de Cero Covid-19 en China?
Para empezar, hay que considerar la advertencia que la OMS está dando actualmente. La agencia de Salud mundial considera que China no ha logrado el equilibrio con su actual estrategia y que debería de "tratar de transitar" hacia otra que lograra conjugar más eficientemente las medidas de control con el respeto a los derechos de la población.
Efectivamente, las medidas extremas impuestas en China para contener el virus están creando graves problemas a la población. Para empezar, conviene recordar lo que realmente significa la política cero Covid-19 para entender lo que está sucediendo. Este enfoque significa mantener a raya, a toda costa, al Coronavirus . Esto, aplicado a China, con una población que ya se acerca a los 1400 millones de personas (una densidad de 146 personas por Km2), plantea unos problemas logísticos descomunales. Por ejemplo, si se detecta a un individuo infectado de Covid-19, esto puede significar el control sanitario, no solo de su círculo cercano, sino también y dependiendo de la gravedad del contagio, se puede exteder a que el radio de ese círculo se agrande exponencialmente llegando a poner en cuarentena edificios enteros o peor; ciudades enteras. Como las ciudades de China pueden ser cuantitativamente grandiosas, piense en el efecto logístico de una cuarentena sobre ciudades como Chengdu, con 21 millones de habitantes o Shanghái, con 24 millones. Puesto que el control de una pandemia también puede significar la ralentización del tráfico de personas y vehículos, ¿qué efecto puede tener eso en el abastecimiento de una gran ciudad en cuanto a alimentos y servicios? Pues obviamente lo mismo que ha sucedido en China. Por ejemplo, la ciudad de Yining o Gulja, con más de medio millón de habitantes han tenido que soportar un confinamiento de más de un mes y la gente se ha quejado de ser obligados a pasar hambre o pasar condiciones penosas en los campamentos bajo cuarentena.
Algo que nos llamó la
atención fue como la primera oleada de la covid-19 en marzo 2020 cogió por
sorpresa al Sistema Sanitario, poniéndolo contra las cuerdas tanto en recursos
materiales como en información contrastada y uniforme sobre el virus frente a
la población. Esto, como se está considerando actualmente en los medios supone
que se han de invertir más recursos tanto financieros como materiales para
afrontar una nueva epidemia o incluso una nueva oleada de la actual. Y no me
refiero a hacerlo ahora. Me refiero a que, del mismo modo que procuramos un
buen seguro para nuestro hogar para hacer frente a los imprevistos, los
gobiernos deberían invertir en recursos antes que nos pille por sorpresa una
nueva pandemia o una nueva ola. Se puede seguir el modelo que aconsejó José a
Faraón hace más de 3700 años. Él sugirió a Faraón almacenar una quinta parte
del grano anual para hacer frente a la hambruna que vendría años después por
toda la tierra de Egipto (Génesis 41:25-36) La profecía se cumplió y,
efectivamente, después de los siete años de vacas gordas vinieron los siete
años de vacas flacas. Por supuesto, siete años de hambre acabaron con la
economía de los egipcios; hasta muchos tuvieron que, finalmente, hacerse
esclavos de Faraón cuando se acabaron sus bienes o su dinero como trueque por
alimentos, pero, por lo menos, pudieron recibir grano para sobrevivir y lo
lograron.
Algunos anuncios ya han
apuntado a la responsabilidad como nuestra mejor vacuna. En realidad, cuanto
más responsables seamos, antes acabaremos con la pandemia. Como ya consideré en
mi 22ª entrada del blog, (https://www.elhistoriadorsinpapeles.com/2020/03/la-humanidad-frente-lasgrandes.html) las medidas profilácticas
en el antiguo Israel que se dieron en la Ley de Moisés ya contemplaban la
cuarentena como medida eficaz contra las epidémias, adelantándose en 21 siglos
al abordaje de las cuarentenas del Medievo. En esta entrada, no obstante,
merece la pena considerar el grado de responsabilidad que se exigía a los
afectados por una enfermedad contagiosa. Recordemos siempre que la
mayoría de las estrategias contra las pandemias en la antigüedad no se basaron
en el conocimiento del enemigo invisible –el microorganismo-; quien era un
elemento totalmente desconocido en la antigüedad. Sin embargo, pronto en la
historia, el hombre fue capaz de intuir que ”algo” se trasmitía entre las
personas; no se sabía cómo ocurría pero sí se aceptaba su certeza. En el caso
del Israel bíblico, las medidas profilácticas contra los contagios se basaron principalmente
en la lepra, pues lógicamente, pronto se dieron cuenta que la aparición en la
piel de la enfermedad podía trasmitirse a otros. Por su naturaleza repugnante y
mortal se vio que había que ponerle coto a pesar de desconocer su naturaleza.
Por eso, desde el momento que el sacerdote levita diagnosticaba lepra, el
afectado adquiría una responsabilidad ante su comunidad. No solo debía ser
aislado; también debía prevenir a otros cuando, por ignorancia, trataran de
acercarse a él, clamando fuertemente: “¡Inmundo, inmundo!” para que los demás
no se acercaran más a ellos y mantuvieran la debida distancia social (Lev.
13:45, 46) Estas medidas de distanciamiento social y declaración responsable
eran medidas muy importantes para mantener a raya la plaga. Así que es muy
importante también hoy que las personas infectadas por el virus se muestren
responsables y solidarias con los demás para evitar la propagación del virus.
La responsabilidad personal tomada seriamente puede alejar el fantasma de que
otros puedan tomarse la responsabilidad de poner freno a la pandemia yendo a
extremos inhumanos como llegó a ocurrir en el Medievo, que se llegó incluso a
encerrar a los afectados en sus casas, tapiándolas para que no pudieran salir
mientras estuvieran infectados.
Pero,
¿podríamos hacer algo más que produjera un cambio profundo, semejante al
Renacimiento, para presentar resistencia a la actual pandemia, incluso algo que sirviera de
prevención para futuras pandemias?
La verdad que este punto
resulta muy difícil pues trasmitir una idea que llegue a propagarse y se haga
universal es una tarea, cuanto menos, hipotética en este momento y,
lógicamente, para que una idea
brillante pudiera cristalizar en una comunidad humana grande requeriría un
tiempo considerable para lograrlo. Hablemos, pues, hipotéticamente.
Algo que ha llamado la
atención de los medios de comunicación durante la presente crisis sanitaria
mundial ha sido el considerable éxito que ha tenido China para frenar la
expansión de la pandemia del coronavirus. El 8 de septiembre de 2020, la
redacción BBC Mundo se hizo eco de la
ceremonia en
el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, donde su presidente Xi Jinping afirmó que
China había superado "un examen histórico y extraordinario". En este
acto, se homenajeó a a las víctimas de la enfermedad y a 4 "héroes"
que la habían combatido como sanitarios. Parece como si este éxito se uniera
a los cinco momentos históricos que ya hemos comentado y que el periodista José
Enrique Ruiz Doménech expuso retomando del filósofo de la historia Arnold Toynbee su visión de
las crisis históricas entre desafío y respuesta. Por supuesto que el presidente
de China aprovechó la ocasión para adjudicar el éxito a la gestión de su
partido único, el Partido Comunista Chino. Esto, por supuesto , no nos extraña
para nada porque les falta tiempo a todos los políticos para colgarse medallas.
Sin embargo, me gustó el titular que indicó el presidente para celebrar el
acontecimiento diciendo: "Logramos rápidamente un éxito inicial en la
guerra del pueblo contra el coronavirus".
Ésta, me parece que es una
clave para la idea utópica que estamos tratando de esbozar. No se trata de
luchar cada uno por su cuenta; tampoco se trata de entrar en la carrera entre
farmacéuticas por la consecución de la vacuna más rápida, efectiva y económica.
Se trata de aunar las fuerzas de todos; “el pueblo”, para trabajar con un único
propósito. Ésta idea entronca con algo que ya hemos esbozado. Se necesita
RESPONSABILIDAD y SOLIDARIDAD. Mientras la gente se empeñe en que primero es
disfrutar y que la lucha contra el coronavirus es cosa de otros, es dudoso que
logremos hacer progreso contra el virus.
Otra cosa que se está
haciendo desde hace décadas en China y de la que se puede aprender mucho es
cómo diferentes concepciones científicas trabajan juntas para atender a los
afectados por la pandemia. En China, por supuesto que hay hospitales modernos y
la práctica de la medicina científica vanguardista, común a todas las naciones
modernas. Sin embargo, tanto el pueblo como el gobierno continúan respetando la
tradicional y milenaria Medicina Tradicional China; y ésta también tiene
respuestas para enfrentarse a la pandemia con preparados y recetas milenarias
de comprobada eficacia. Luego entonces, la medicina oficial de occidente debería
abrir su mente a nuevos conceptos medicinales y no prejuzgarlos como
anticientíficos, máxime cuando hay investigadores, como mi admirado profesor,
el dr. Félix Irigoyen, que trabaja sin descanso desde su instituto Insumed de Navarra en
tender puentes entre ambas medicinas, traduciendo los síndromes de la MTC (que
parecen místicos) a la fisiología y nosología propias de la Medicina
occidental.
Precisamente, en estos días
he estado escuchando al dr. Félix Irigoyen en su presentación de los cursos de
Inbimed, donde no solo ha dado una explicación coherente y convincente sobre el
coronavirus y sus efectos sobre la covid-19, sino también, cómo el buen manejo
de la viremia en China ha sido el resultado de la cultura médica china. Nada de
esto debería extrañarnos puesto que basándose la MTCH en el Tao; ésta tiene en
cuenta la búsqueda de la armonía en todas las cosas.
También la armonía ha
jugado su papel en el manejo de la pandemia en China. Puesto que en la armonía
se busca también el equilibrio, que es uno de sus aspectos, no debe extrañarnos
que también se haya buscado en China el equilibrio entre la sanidad y economía.
Parece que en China, no solo se contiene eficazmente la pandemia con pocos
casos sino que parece que hasta su maquinaria económica se está reactivando. Parece
que han entendido bien la ecuación que planteó Arnold Toynbee sobre el equilibrio entre desafío y respuesta y que cuanto
mayor es el desafío más juiciosa debe ser la respuesta. Primero, con lógica se
ha entendido cual es el enemigo a combatir y después se ha entendido su relación directa: si se acababa con el
enemigo, el virus, las infecciones no se extenderán y los daños, incluidos los
económicos, quedarán limitados. No todos han entendido esta lógica. Algunos,
tratando de salvar a toda costa la economía, lo han pagado con una mayor
mortandaz; un altísimo precio para no salir de pobres. Podríamos, por lo tanto,
concluir con la siguiente respuesta al presente desafío.
Lo primero es el respeto a
la vida humana y su prioridad sobre todo lo demás lo que supone el acoso y
derribo del coronavirus que es el objetivo a combatir. Si no hay medios
técnicos como vacunas y medicamentos eficaces se impone la cuarentena. Cuanto
más extricta sea, mejores resultados se obtendrán. Para ello se requiere la
mayor responsabilidad y solidaridad del “pueblo”, sin cortaprisas ni veleidades
impacientes. El narcisismo debe quedar relegado mientras dure la pandemia. Los
reproches políticos deben dejarse aparte porque buscar culpables durante la
pandemia no conduce a solucionarla. Al contrario, cuanta mayor unidad haya
entre diferentes ideologías antes dará su fruto el éxito. Hasta las diferentes
concepciones científicas deben darse la mano con un respeto básico porque
cualquier idea, por extraña que sea, puede verter algo de luz a la solución.
Personalmente confío en el
prometedor y cercano futuro que ofrece la Biblia donde “ningún habitante dirá: “Estoy enfermo”. La gente que viva en esta
tierra será perdonada por el pecado [que conduce a la muerte].
(Isaías 33:24) Las pandemias serán cosas del pasado bajo el Reino (el gobierno)
de Dios. Por supuesto, esto último es de mi propia cosecha pero es mi firme
convicción y la de más de 8 millones de otras personas a través de toda la
Tierra que confían en tal promesa. Porque la promesa del amoroso Creador es
ésta: ”‘Porque sé muy bien lo que tengo en mente para ustedes —afirma
Jehová Dios—. Quiero que tengan paz, no calamidad. Quiero darles un futuro
y una esperanza. Ustedes me llamarán, acudirán a mí en oración, y yo los
escucharé’. (Jeremías 29:11, 12)
https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20200411/48386825438/epidemias-pandemias-gripe-espanola-peste-negra.html
https://blogs.elconfidencial.com/espana/postpolitica/2020-10-16/coronavirus-pandemia-china-sanchez-ayuso-alemania-trump_2791068/
Covid cero en China: ¿por qué la estricta política está fracasando? | Covid cero | COVID-19 | Coronavirus | Xi JinPing | Pandemia | China | RMMN | MUNDO | CORREO (diariocorreo.pe)
266-Texto del artículo-265-1-10-20081205 "Sueros y vacunas en la lucha contra la Pandemia de Gripe española de 1918-1919 en España.