Isaac Newton ha sido considerado el científico
más grande de todos los tiempos y quien culminó la revolución científica, a
pesar de que pudo no haberlo sido ya que nació prematuramente y tan pequeño que
su vida estuvo en peligro durante la larga semana de Navidad de 1642. De progenitores
de credo puritano, el pequeño Isaac creció sin su padre, quien había muerto un
par de meses antes de nacer él y, a partir de los tres años, también sin su
madre, que volvió a casarse y su padrastro no quiso hacerse cargo de él; de
modo que ella lo dejó con los abuelos hasta que murió el padrastro siete años
después. Y en esos siete años ni siquiera tampoco obtuvo el afecto de sus
abuelos.
Estos diez años traumáticos para él quedan
bien resumidos en una lista de sus pecados que escribió nueve años después, en
la que incluyó “amenazar a mi padrastro y a mi madre con quemarlos a ellos y su
casa”. Las cosas no mejoraron con la llegada de su madre al hogar familiar con
sus dos hijos; los hermanastros de Isaac. Cuando tenía doce años fue enviado a
estudiar al colegio The King's School de Grantham en
Inglaterra. Allí estudió latín, un poco de griego y lo suficiente de geometría
y aritmética básicas; lo propio de los estudios primarios en aquella época.
En aquel tiempo, en los estudios el latín era más importante que la
aritmética básica; de hecho ésta se escribía en latín. Y otra materia
importante era el estudio de la Biblia en las lenguas clásicas de griego y
latín bajo la óptica del protestantismo inglés. Esto, aunado a la biblioteca
que heredó de su padrastro pudo ser lo que encaminaría posteriormente a Isaac
Newton por los senderos de la teología.
La evidencia indica que Isaac no congeniaba bien con los niños de su
edad sobre todo por su superior agilidad mental que ponía en desventaja
respecto a él a sus compañeros; no sin razón se convirtió en el primer alumno de
la escuela. Además, el aislamiento de los lazos afectivos de su madre durante
su infancia hizo de él un niño introvertido y distante, además de un travieso ingenioso.
También, parece que prefería la compañía femenina; de hecho tuvo una amiga más
joven que él a la que le construía casas de muñecas con gran habilidad.
Posiblemente es la única relación romántica que se le ha reconocido a Newton.
Efectivamente, podríamos decir que la única verdadera relación
matrimonial de Newton fue con el saber; no digo ya con la ciencia, pues una de
las cosas sorprendentes que descubriremos es que Newton fue más teólogo que
científico.
En 1661, cuando Newton cumplió los dieciocho años ingresó en el Trinity
College de la Universidad de Cambridge. Fue un alumno más interesado en asistir
a la biblioteca que a las clases universitarias y de esta manera; como
autodidacta, consiguió graduarse, llegando a leer entre 1663 y 1664 algunos de
los libros de matemática y filosofía natural más importantes de la época, tales
como la Geometría de Descartes, la Astronomiae Pars Optica de Kepler y los
trabajos de Galileo, entre otros; que le servirían en sus propias
investigaciones sobre matemáticas.
Para ese tiempo su tutor lo envió a Isaac Barrow, el primer profesor de
la cátedra Lucasiana de matemática de Cambridge, quien enseguida se dio cuenta
que tenía ante sí a un ser especial, alguien que comprendía la geometría de
Descartes sin siquiera haber leído primero la de Euclides. Barrow se complació
en Newton y éste fue un alumno tan aplicado que en poco tiempo Barrow reconocería
el genio de Newton y sería él quien le consultaría a Newton sobre problemas
matemáticos. Newton sucedería a Barrow en la cátedra lucasiana en 1669.
Pero entretanto, las puertas de Cambridge hubieron de ser cerradas en el
otoño de 1665 debido al azote de la peste bubónica por toda Europa. Newton
regreso a su granja de Woolsthorpe durante los dos siguientes años en el que, por
supuesto, no perdió el tiempo, dedicándose a investigar en filosofía,
matemáticas y ciencia. Fue en Woolsthorpe donde Newton hizo los descubrimientos
sobre la ley de la gravedad, las bases del cálculo infinitesimal y el teorema
del binomio.
Un antitrinitario en el Trinity College
(Colegio de la Trinidad)
Finalmente, en 1667,
las puertas de Cambridge se reabrieron y Newton regresó a ella. Para continuar
en la universidad tuvo que conseguir una beca como Fellow (miembro) de
Cambridge, lo cual consiguió el 1 de octubre de aquel año. Pero esta beca
llevaba aparejada otra obligación que comprometería la integridad de Newton.
Todo Fellow de Cambridge estaba obligado a ordenarse como sacerdote, haciendo
un juramento previo de adhesión a la Iglesia Anglicana. El juramento según los
estatutos de Trinity College recitaba “que adoptaré la verdadera religión de Cristo con toda mi alma…
también que tomaré la teología como tema de mis estudios y tomaré las órdenes
sagradas cuando llegue el momento estipulado por estos estatutos, o resignaré
del colegio.”
En el caso de Newton el
acto de ordenación tendría que realizarse en 1675. Hasta en tres ocasiones
anteriores a ese año, siendo el último 1669, Newton había declarado su
ortodoxia en Cambridge para poder continuar sus obligaciones universitarias,
pero ante la proximidad de su ordenación, hay documentación que indica que
Newton estaba decidido a renunciar a su puesto en Cambridge afrontando todas
sus consecuencias. Todo parece indicar que entre 1670 y 1675 Newton se
convirtió en heterodoxo respecto al credo de fe de la Iglesia Anglicana y que
este cambio ocurrió porque él realmente quería asegurarse de saber cual era “la
verdadera religión de Cristo”. Tomo esto como “un deber de la mayor
importancia.”
Para Newton, quien en
aquel momento creía en el Dios Creador como un ser de total dominio, no podía
concebirlo como el Dios trino de su Iglesia Anglicana y de la mayor parte de la
Cristiandad. Para él, el único Dios Creador también ejercía dominio sobre el
Hijo Cristo. Éste estaba subordinado a Dios, pues de hecho era un ser creado
por él; de modo que tampoco era consustancial con Dios. La exégesis bíblica
llevó a Newton a estas conclusiones, además de su erudición histórica. Para él,
la verdadera naturaleza de Dios y de Cristo había sido predicada por Arrio,
considerado hereje por el Concilio de Nicea en 325 E.C., mientras que el
trinitarismo que Atanasio introdujo como doctrina cristiana la consideró como
una forma de idolatría a la persona de Cristo. De este modo, aunque Newton no
logro reconocer a ningún grupo de su época como la religión verdadera de
Cristo, por lo menos, sí estuvo seguro que no podía consagrarse como sacerdote
a la trinitaria Iglesia Anglicana. De todos modos, en el año crítico de 1675,
una exención de la Corona llegó en el momento propicio para que solo a los que
tuvieran el cargo de la cátedra lucasiana de matemáticas, que Newton ya poseía
hacía seis años, se les eximiera de la obligación al requisito de la ordenación
sacerdotal. Parece haber evidencia de que, gracias a su amigo Isaac Barrow quien tenía una gran influencia sobre el rey, fue posible esta
dispensa especial en el Trinity College.
De esta manera, la fama de Newton comenzó a destacar ya que también la
geometría y la óptica eran parte sustancial en su vida. Inició entonces
correspondencia con la Royal Society, la sociedad científica más antigua del
Reino Unido, enviándoles sus descubrimientos y un telescopio de su invención
que suscitó el interés de los miembros de dicha sociedad, aunque también las
críticas de otros, entre ellos Robert Hooke, quien llegaría a ser un rival de
Newton toda su vida. Curiosamente, fue éste, quien mediante una carta a Newton
donde exponía sus intuiciones sobre la gravedad, le dio a Newton la idea para
desarrollar su famosa Ley de la gravitación Universal. Por esta circunstancia,
la paternidad sobre la ley de la gravitación universal fue motivo de disputa
entre Newton y Hooke durante la vida de ambos.
En abril de 1686, la Real sociedad de Londres recibió el manuscrito de
su obra Philosophiae
naturalis principia mathematica, para su publicación. Considerado por
muchos científicos como la obra más importante de la historia de la ciencia, la
obra de Newton era de tal categoría científica que tomó casi un siglo para que
las más clarividentes mentes científicas de ese tiempo pudieran acercarse a la
comprensión, comprobación y desarrollo de sus enunciados matemáticos.*
Hedmund Halley el astónomo, matemático y físico contemporáneo y amigo de
Newton se expresó respecto a la obra de Newton: “no solo ha expuesto los
principios de la filosofía natural, sino que ha llegado tan lejos en la tarea
de mostrar las consecuencias que de ellos se siguen […] que apenas les queda
nada por hacer a los que vengan después de él”.
En 1693, Newton sufrió una crisis psíquica con depresión y paranoia que
lo llevó a aislarse más de las personas. Aunque algunos historiadores
atribuyeron esta a crisis a una ruptura con uno de sus discípulos, estudios
realizados en 1979 mediante el análisis de su cabello demostraron
concentraciones hasta quince veces más altas de lo normal de mercurio, un
potente neurotóxico. Por aquellos años Newton trabajaba en otra de sus
pasiones, la alquimia y no es raro que en sus experimentos se intoxicara con
pequeñas dosis de mercurio que afectaran su psiquismo y conducta.
Cuando terminó de
escribir su Principia, Newton abandono Cambridge después de treinta años y se
fue a Londres donde ocupó prestigiosos puestos públicos tales como Preboste del
Rey, magistrado de Charterhouse y director de la Casa de la Moneda
inglesa.
En la próxima entrega analizaremos una cuestión que ha suscitado el gran interés de Newton por los estudios bíblicos; que es saber, si él verdaderamente fue un fervoroso creyente en Dios o simplemente un deista como muchos otros científicos lo han sido; o sea un creyente racional en una entidad superior que gobierna el universo.
Excelente artículo. Interesante ese tema del 'arrianismo'. También Constantino aceptó el 'arrianismo' en su lecho de muerte. Y en nuestro país muchos reyes visigodos aceptaron esa doctrina. Me imagino que a veces la razón está renida con el conocimiento de Dios. Es un tema complejo y apasionante.
ResponderEliminarJosé.