jueves, 29 de junio de 2017

Desarrollo de la Cosmología; parte VII, Isaac Newton I


Isaac Newton ha sido considerado el científico más grande de todos los tiempos y quien culminó la revolución científica, a pesar de que pudo no haberlo sido ya que nació prematuramente y tan pequeño que su vida estuvo en peligro durante la larga semana de Navidad de 1642. De progenitores de credo puritano, el pequeño Isaac creció sin su padre, quien había muerto un par de meses antes de nacer él y, a partir de los tres años, también sin su madre, que volvió a casarse y su padrastro no quiso hacerse cargo de él; de modo que ella lo dejó con los abuelos hasta que murió el padrastro siete años después. Y en esos siete años ni siquiera tampoco obtuvo el afecto de sus abuelos.
Estos diez años traumáticos para él quedan bien resumidos en una lista de sus pecados que escribió nueve años después, en la que incluyó “amenazar a mi padrastro y a mi madre con quemarlos a ellos y su casa”. Las cosas no mejoraron con la llegada de su madre al hogar familiar con sus dos hijos; los hermanastros de Isaac. Cuando tenía doce años fue enviado a estudiar al colegio The King's School de Grantham en Inglaterra. Allí estudió latín, un poco de griego y lo suficiente de geometría y aritmética básicas; lo propio de los estudios primarios en aquella época.
En aquel tiempo, en los estudios el latín era más importante que la aritmética básica; de hecho ésta se escribía en latín. Y otra materia importante era el estudio de la Biblia en las lenguas clásicas de griego y latín bajo la óptica del protestantismo inglés. Esto, aunado a la biblioteca que heredó de su padrastro pudo ser lo que encaminaría posteriormente a Isaac Newton por los senderos de la teología.
La evidencia indica que Isaac no congeniaba bien con los niños de su edad sobre todo por su superior agilidad mental que ponía en desventaja respecto a él a sus compañeros; no sin razón se convirtió en el primer alumno de la escuela. Además, el aislamiento de los lazos afectivos de su madre durante su infancia hizo de él un niño introvertido y distante, además de un travieso ingenioso. También, parece que prefería la compañía femenina; de hecho tuvo una amiga más joven que él a la que le construía casas de muñecas con gran habilidad. Posiblemente es la única relación romántica que se le ha reconocido a Newton.
Efectivamente, podríamos decir que la única verdadera relación matrimonial de Newton fue con el saber; no digo ya con la ciencia, pues una de las cosas sorprendentes que descubriremos es que Newton fue más teólogo que científico.

En 1661, cuando Newton cumplió los dieciocho años ingresó en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Fue un alumno más interesado en asistir a la biblioteca que a las clases universitarias y de esta manera; como autodidacta, consiguió graduarse, llegando a leer entre 1663 y 1664 algunos de los libros de matemática y filosofía natural más importantes de la época, tales como la Geometría de Descartes, la Astronomiae Pars Optica de Kepler y los trabajos de Galileo, entre otros; que le servirían en sus propias investigaciones sobre matemáticas.
Para ese tiempo su tutor lo envió a Isaac Barrow, el primer profesor de la cátedra Lucasiana de matemática de Cambridge, quien enseguida se dio cuenta que tenía ante sí a un ser especial, alguien que comprendía la geometría de Descartes sin siquiera haber leído primero la de Euclides. Barrow se complació en Newton y éste fue un alumno tan aplicado que en poco tiempo Barrow reconocería el genio de Newton y sería él quien le consultaría a Newton sobre problemas matemáticos. Newton sucedería a Barrow en la cátedra lucasiana en 1669.
Pero entretanto, las puertas de Cambridge hubieron de ser cerradas en el otoño de 1665 debido al azote de la peste bubónica por toda Europa. Newton regreso a su granja de Woolsthorpe durante los dos siguientes años en el que, por supuesto, no perdió el tiempo, dedicándose a investigar en filosofía, matemáticas y ciencia. Fue en Woolsthorpe donde Newton hizo los descubrimientos sobre la ley de la gravedad, las bases del cálculo infinitesimal y el teorema del binomio.


Un antitrinitario en el Trinity College (Colegio de la Trinidad)

Finalmente, en 1667, las puertas de Cambridge se reabrieron y Newton regresó a ella. Para continuar en la universidad tuvo que conseguir una beca como Fellow (miembro) de Cambridge, lo cual consiguió el 1 de octubre de aquel año. Pero esta beca llevaba aparejada otra obligación que comprometería la integridad de Newton. Todo Fellow de Cambridge estaba obligado a ordenarse como sacerdote, haciendo un juramento previo de adhesión a la Iglesia Anglicana. El juramento según los estatutos de Trinity College recitaba “que adoptaré la verdadera religión de Cristo con toda mi alma… también que tomaré la teología como tema de mis estudios y tomaré las órdenes sagradas cuando llegue el momento estipulado por estos estatutos, o resignaré del colegio.”
En el caso de Newton el acto de ordenación tendría que realizarse en 1675. Hasta en tres ocasiones anteriores a ese año, siendo el último 1669, Newton había declarado su ortodoxia en Cambridge para poder continuar sus obligaciones universitarias, pero ante la proximidad de su ordenación, hay documentación que indica que Newton estaba decidido a renunciar a su puesto en Cambridge afrontando todas sus consecuencias. Todo parece indicar que entre 1670 y 1675 Newton se convirtió en heterodoxo respecto al credo de fe de la Iglesia Anglicana y que este cambio ocurrió porque él realmente quería asegurarse de saber cual era “la verdadera religión de Cristo”. Tomo esto como “un deber de la mayor importancia.”


Para Newton, quien en aquel momento creía en el Dios Creador como un ser de total dominio, no podía concebirlo como el Dios trino de su Iglesia Anglicana y de la mayor parte de la Cristiandad. Para él, el único Dios Creador también ejercía dominio sobre el Hijo Cristo. Éste estaba subordinado a Dios, pues de hecho era un ser creado por él; de modo que tampoco era consustancial con Dios. La exégesis bíblica llevó a Newton a estas conclusiones, además de su erudición histórica. Para él, la verdadera naturaleza de Dios y de Cristo había sido predicada por Arrio, considerado hereje por el Concilio de Nicea en 325 E.C., mientras que el trinitarismo que Atanasio introdujo como doctrina cristiana la consideró como una forma de idolatría a la persona de Cristo. De este modo, aunque Newton no logro reconocer a ningún grupo de su época como la religión verdadera de Cristo, por lo menos, sí estuvo seguro que no podía consagrarse como sacerdote a la trinitaria Iglesia Anglicana. De todos modos, en el año crítico de 1675, una exención de la Corona llegó en el momento propicio para que solo a los que tuvieran el cargo de la cátedra lucasiana de matemáticas, que Newton ya poseía hacía seis años, se les eximiera de la obligación al requisito de la ordenación sacerdotal. Parece haber evidencia de que, gracias a su amigo Isaac Barrow quien tenía una gran influencia sobre el rey, fue posible esta dispensa especial en el Trinity College.
De esta manera, la fama de Newton comenzó a destacar ya que también la geometría y la óptica eran parte sustancial en su vida. Inició entonces correspondencia con la Royal Society, la sociedad científica más antigua del Reino Unido, enviándoles sus descubrimientos y un telescopio de su invención que suscitó el interés de los miembros de dicha sociedad, aunque también las críticas de otros, entre ellos Robert Hooke, quien llegaría a ser un rival de Newton toda su vida. Curiosamente, fue éste, quien mediante una carta a Newton donde exponía sus intuiciones sobre la gravedad, le dio a Newton la idea para desarrollar su famosa Ley de la gravitación Universal. Por esta circunstancia, la paternidad sobre la ley de la gravitación universal fue motivo de disputa entre Newton y Hooke durante la vida de ambos.

En abril de 1686, la Real sociedad de Londres recibió el manuscrito de su obra   Philosophiae naturalis principia mathematica, para su publicación. Considerado por muchos científicos como la obra más importante de la historia de la ciencia, la obra de Newton era de tal categoría científica que tomó casi un siglo para que las más clarividentes mentes científicas de ese tiempo pudieran acercarse a la comprensión, comprobación y desarrollo de sus enunciados matemáticos.*

Hedmund Halley el astónomo, matemático y físico contemporáneo y amigo de Newton se expresó respecto a la obra de Newton: “no solo ha expuesto los principios de la filosofía natural, sino que ha llegado tan lejos en la tarea de mostrar las consecuencias que de ellos se siguen […] que apenas les queda nada por hacer a los que vengan después de él”.

En 1693, Newton sufrió una crisis psíquica con depresión y paranoia que lo llevó a aislarse más de las personas. Aunque algunos historiadores atribuyeron esta a crisis a una ruptura con uno de sus discípulos, estudios realizados en 1979 mediante el análisis de su cabello demostraron concentraciones hasta quince veces más altas de lo normal de mercurio, un potente neurotóxico. Por aquellos años Newton trabajaba en otra de sus pasiones, la alquimia y no es raro que en sus experimentos se intoxicara con pequeñas dosis de mercurio que afectaran su psiquismo y conducta.

Cuando terminó de escribir su Principia, Newton abandono Cambridge después de treinta años y se fue a Londres donde ocupó prestigiosos puestos públicos tales como Preboste del Rey, magistrado de Charterhouse y director de la Casa de la Moneda inglesa.  

En la próxima entrega analizaremos una cuestión que ha suscitado el gran interés de Newton por los estudios bíblicos; que es saber, si él verdaderamente fue un fervoroso creyente en Dios o simplemente un deista como muchos otros científicos lo han sido; o sea un creyente racional en una entidad superior que gobierna el universo.

1 comentario:

  1. Excelente artículo. Interesante ese tema del 'arrianismo'. También Constantino aceptó el 'arrianismo' en su lecho de muerte. Y en nuestro país muchos reyes visigodos aceptaron esa doctrina. Me imagino que a veces la razón está renida con el conocimiento de Dios. Es un tema complejo y apasionante.
    José.

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