jueves, 19 de septiembre de 2019

Historia del ictus II / Neuroradiología

La neuroradiologia inicia su desarrollo con el descubrimiento de los rayos X por el físico alemán Wilhelm Röntgen en 1895. El desarrollo de la neuroimagen sería puntual y por ello podemos dividirlo en etapas.
La Primera Etapa la podemos situar entre 1896 y 1918 E.C. En estos momentos solo se contaba con la radiografía simple y con los conocimientos de la fisiología general. Algunas personas destacan en esta etapa, siendo el neuro-psiquiátra Arthur Schuller; considerado el padre de la neuroradiología, que dio sus primeras aportaciones describiendo las lesiones calcificadas de la glándula pineal y asociándolas con sus enfermedades respectivas. En este tiempo, el Dr. Furnrohn escribió el primer libro de neuroradiología titulado “La primera aplicación de los rayos X en neurología”. Por otra parte, el Dr. Lucket fue el primero en observar y describir a un paciente con neumoencefalografía traumática por rotura del seno frontal. También, en 1913 fue el primero en demostrar radiográficamente la existencia de aire intracraneal con significación anormal.
En la Segunda Etapa, a partir de 1918, se inicia con la descripción por el neurocirujano Walter Dandy ayudado por el Dr. Halstead, de la neumoencefalografía que consiste en la replección con aire o gas, por vía lumbar al canal raquídeo o los ventrículos cerebrales, lo que permite un mejor contraste y una mejor definición en la visualización de los espacios por donde circula el líquido cefaloraquideo. En 1925, Sicard y Forestier describen la mielografía con lipiodol (una forma de aceite de amapola), que es una forma de radiografía llamada fluoroscopia donde se inyecta material de contraste para evaluar la médula espinal, las raíces de los nervios y las meninges.
En la Tercera Etapa, el psiquiatra y neurocirujano portugues Egas Moniz escribe su trabajo “La encefalografía arterial” donde se ve su importancia en el diagnostico de los tumores cerebrales. Otros médicos aportan en esta etapa su contribución a los medios de contraste intravenosos, mejorando los resultados y disminuyendo la morbilidad y mortalidad de las exploraciones. Ésta es la etapa que más se prolongó llegando hasta 1972.
Con la 4ª Etapa, en 1972 se inicia ya propiamente la era del “diagnostico por la imagen”, queriendo decir, la imagen directa sin medios de contraste. Godfrey Hounsfield, el ingeniero electrónico inglés inicia sus estudios en los laboratorios EMI Hayes Middlesex de Londres en 1967 donde diseñó el primer prototipo de scanner, obteniendo con el Dr.  James Ambrese la visualización del sistema ventricular del cerebro sin ningún contrase por primera vez en la historia.
En morado, core o nucleo del ictus. En amarillo, penumbra isquémica,
o perfusión sanguinea reducida y riesgo de insuficiencia
de oxigeno. En naranja, región de oligoemia beningna, tejido cerebral leve-
mente hipoperfundido sin riesgo irreversible.
Fue en el año 1973 cuando se instaló el primer EMI scanner en Estados Unidos, proliferando desde entonces los scanneres instalados por todo el mundo y debido a su rápido desarrollo los scanneres EMI fueron evolucionando hacia llegar al TAC (Tomografía Axial computarizada).
Precisamente en el año 1979  se otorgó el premio Nobel a Hounsfield compartiéndolo con el biofísico Mc Leod Cormack, por el desarrollo y descubrimiento de la Tomografía Axial computarizada.
Finalmente, llegamos a la 5ª Etapa con la aparición de la Resonancia Magnética en 1982. Esta etapa tuvo su germen más de 30 años antes cuando en 1946, los físicos Bloch y Purcell descubrieron que en ciertas circunstancias los núcleos de los átomos producen señales de radiofrecuencia; descubrimiento por los que se les otorgó el premio nobel en 1952.
En 1971, el médico estadounidense Raymond Vahan Damadian propuso el escáner  corporal mediante resonancia magnética (RM) y en 1969 descubrió que la RM era capaz de distinguir in vivo la diferencia entre tejido normal y tejido tumoral y fue el primero en hacer un escaneo completo de un cuerpo humano para diagnosticar el cancer, en 1977.
En 1973, el químico estadounidense Paul C. Lauterbur pudo obtener imágenes de finos tubos capilares mediante RM.
En 1981, Moore y Hinshaw de la universidad de Nottingham describieron el método de la RM como útil para el estudio hepático y a finales de 1982 unos dos mil pacientes fueron explorados por este método.
En España, la neuroradiología tuvo su lógica evoluvión al compás de la mundial y en 1928 se realizó la primera angiofrafía en el Instituto Policlínico de Barcelona por el Dr. Ferrán Martorell Otzet
También ha hubo neurorradiólogos sobresalientes como los doctores Solé Llenas, el Dr Rovira, el Dr. Ignacio Pasual Castro Viejo, que potenciaron la neuroradiología pediátrica en el Hospital de la Paz  a finales de los sesenta y en 1970 se constituyó la Sociedad Española de Neuroradiología.
La angiografía junto a a la neumoencefalografía y la radiografía simple fueron los únicos métodos diagnósticos en neurología hasta el año 1976 en que comenzaron a instalarse los primeros tomógrafos axiales computerizados, lo que supuso toda una revolución. En aquel momento significo “el todo” a pesar de que las imágenes estaban llenas de grano y con poca calidad. Aun así, España ha seguido modernizando sus equipos hasta la actualidad con la T.A.C. helicoidal y en el año 1989 comenzando a implantar las RM en todos los hospitales, permitiendo a partir de su implantación y por su propiedad multiplanar diagnosticar una serie de enfermedades hasta ese momento vedadas para la neurología así como la exploración de zonas de difícil acceso como la región hipotálamo-hipofisiaria, los vasos cerebrales y la médula espinal.
Parece que los neurorradiólogos actuales están de acuerdo en que la RM ha venido para quedarse y que será el futuro, puesto que sus esperanzas en el Eco planar permitira estudios en milésimas de segundos, así como estudios funcionales de las áreas motoras y visuales. También acortará sensiblemente la exploración para la obtención de la angiografía por RM. Y es importante subrayar que, junto a la evolución en la técnica de la neuroimagen, el perfeccionamiento de los medios de contraste, de los catéteres, así como la formación del personal, han sido cruciales para el desarrolllo de la neuroradiología.
Pero, como sucede en muchos casos, las ideas preconcebidas en ciencia, muchas veces entorpecen su avance. La neurología no ha sido la excepción y las limitaciones que puso la ciencia neurológica a las posibilidades de recuperación del cerebro, durante muchas décadas, estorbó su desarrollo. Menos mal que, finalmente se descubrió una idea brillante; la neuroplasticidad del cerebro que derivó en nuevas posibilidades terapéuticas. Con este tema finalizaremos la historia del ictus, en la siguiente entrada del blog.


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