De ahí que la historia, además de su definición como fenómeno
ontológico, también se la conozca como disciplina científica. Para tratar de
salvar los escollos de los que hemos hablado; la ciencia histórica trata de
poner en orden todos los problemas que se observan en la búsqueda de la verdad
histórica. Para ello, se aplica el método científico y se sistematiza el
conjunto de datos disponibles en un armazón de hipótesis, teorías y propuestas
que sean lo más inteligibles y lógicas para ser aceptadas por todos. Pero como
he dicho, el método científico solo sirve para poner algo de orden en el
conglomerado de ideas sobre la historia. La realidad nos indica que ni los
mismos historiadores se ponen de acuerdo, no ya en los hechos mismos que tratan
de explicar sino tampoco en la propia metodología de la investigación de esos
hechos históricos. Se suele dar mayor crédito a quien en un momento dado se
piensa que sabe más, para pasar posteriormente a otras nuevas ideas que supuestamente
encajan mejor con la realidad. De esta manera algunas teorías sobre hechos
históricos pueden estar de moda en un tiempo y acabar desacreditadas
posteriormente. ¿Está pues todo perdido para descubrir la verdad histórica? Por
supuesto que no, pero tenemos que partir de principios metodológicos que nos
permitan saber qué es lo que realmente buscamos cuando hablamos de encontrar la
verdadera historia. Desde mi punto de vista hay uno muy importante que muchos
historiadores en general pasan por alto. En la próxima entrada del blog lo
vemos. Hasta pronto.
lunes, 1 de febrero de 2016
El problema de la Historia
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Muy acertado el analisis y totalmente realista.
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