lunes, 1 de febrero de 2016

El problema de la Historia

Ahora bien, ¿por qué se discute tanto sobre historia? Y ¿por qué no hay acuerdo sobre cómo sucedieron ciertos asuntos históricos y su sentido? Esto es debido a que el hombre es un ser limitado mientras que la historia es un fenómeno universal. Normalmente, lo que conoce una persona sobre historia es la suya propia; y ampliada como mucho a sus padres, abuelos y bisabuelos. Si ha habido una buena comunicación con ellos, es posible que hayan preguntado a sus padres sobre sus experiencias como niños, como adolescentes, cómo se conocieron, las dificultades a las que se enfrentaron, etc. Y si han conocido a sus abuelos o bisabuelos es posible que se hayan sentado junto a ellos para escuchar sus famosas “batallitas”. También conocerán la historia, por lo menos en parte, de su entorno geográfico local y social y un poco más si han tenido la oportunidad de viajar. Y conocerán algo más de historia o mucho más, si han sido apasionados lectores, radioyentes, televidentes o cinéfilos de la historia; pero una vez llegados a este punto se dan cuenta que se adentran en un mundo bastante subjetivo con muchos datos y pocas certezas o con pocos datos y demasiadas dudas. Aquí es donde comienza la verdadera obra detectivesca de la historia. La historia en este punto se complica más debido a que es un fenómeno universal desigual en el tiempo y en el espacio desde nuestra posición limitada. Quiero decir que cuanto más nos alejamos en el tiempo, más escasas son las fuentes documentales a las que tenemos acceso y, cuanto más nos alejamos de nuestro espacio local, más incomprensibles se nos pueden hacer los hechos debido a las diferencias culturales y étnicas, probablemente bastantes desconocidas para nosotros.


De ahí que la historia, además de su definición como fenómeno ontológico, también se la conozca como disciplina científica. Para tratar de salvar los escollos de los que hemos hablado; la ciencia histórica trata de poner en orden todos los problemas que se observan en la búsqueda de la verdad histórica. Para ello, se aplica el método científico y se sistematiza el conjunto de datos disponibles en un armazón de hipótesis, teorías y propuestas que sean lo más inteligibles y lógicas para ser aceptadas por todos. Pero como he dicho, el método científico solo sirve para poner algo de orden en el conglomerado de ideas sobre la historia. La realidad nos indica que ni los mismos historiadores se ponen de acuerdo, no ya en los hechos mismos que tratan de explicar sino tampoco en la propia metodología de la investigación de esos hechos históricos. Se suele dar mayor crédito a quien en un momento dado se piensa que sabe más, para pasar posteriormente a otras nuevas ideas que supuestamente encajan mejor con la realidad. De esta manera algunas teorías sobre hechos históricos pueden estar de moda en un tiempo y acabar desacreditadas posteriormente. ¿Está pues todo perdido para descubrir la verdad histórica? Por supuesto que no, pero tenemos que partir de principios metodológicos que nos permitan saber qué es lo que realmente buscamos cuando hablamos de encontrar la verdadera historia. Desde mi punto de vista hay uno muy importante que muchos historiadores en general pasan por alto. En la próxima entrada del blog lo vemos. Hasta pronto.

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